Razones por las que a veces se resiste el orgasmo femenino


El orgasmo es algo natural y que todos los seres humanos podemos experimentar. El femenino no es ni más difícil de alcanzar ni menos frecuente que el masculino, simplemente es necesario un mayor conocimiento de nuestro propio cuerpo para saber el sendero que debemos recorrer hasta llegar al clímax. Por tanto, cabe decir que la masturbación es clave para alcanzar más fácil y rápidamente el orgasmo, o mejor dicho, para conocer nuestro cuerpo y sus reacciones y saber qué teclas y en qué orden debemos tocar.

Fases del orgasmo

Antes que nada vamos a explicar las fases de las que consta el orgasmo para entender el proceso físico y mental que experimentaremos hasta alcanzarlo. Esta clasificación se hizo en base al estudio del famoso ginecólogo William Masters y la psicóloga Virginia Johnson, el cual revolucionó los conocimientos científicos que se tenían hasta el momento en materia de sexualidad.
El órgano sexual más potente es el cerebro humano, y en él es donde empieza nuestro camino al éxtasis. Si excitas tu cerebro, después se excitará el resto de tu cuerpo, pero lo más importante es estimular tu imaginación. Eliminar cualquier freno o cortapisa de tu mente y poner tu cerebro en modo sexual es la mejor base para un buen orgasmo. A este primer estadio se le denomina “fase de deseo sexual” y consiste más en estar predispuesto a una relación sexual que en otra cosa. Aquí no hay por tanto ningún reflejo físico de ese estado.

La primera fase del orgasmo propiamente dicha se llama “fase de excitación” y puede desencadenarse por una enorme variedad de estímulos que lleguen a través de diferentes sentidos. Aunque los seres humanos respondemos sobre todo a estímulos visuales, cada individuo es único. En esta fase el pene se vuelve erecto y en la mujer, la vagina se lubrica y la vulva se hincha por un mayor flujo sanguíneo en la zona.
Seguidamente viene la “fase de meseta” en la que se produce un aumento significativo de la tensión sexual, la respiración se entrecorta, las pulsaciones suben y todos los efectos físicos de la excitación aumentan y son evidentes. En la mujer continua la inflamación de los tejidos genitales, así como de los pechos y la aureola mamaria, los pezones llegan a su punto máximo de erección, aumenta la congestión vascular en los labios vaginales y aparecen manchas rojas por algunas zonas del cuerpo denominadas “rubor sexual”, fruto del aumento de la circulación sanguínea bajo la piel. La duración de esta fase varía enormemente de una mujer a otra, e incluso de una situación a otra.
    • FUENTE http://www.masquesalud.com/

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