La historia que explica por qué los huracanes llevan nombres de personas
Harvey, Irma
Katia, José… ¿Porque los ciclones y los huracanes llevan nombres de personas y quién determina
cómo los llamaremos? Este asunto se remonta a hace más de un siglo.
Cada año,
quienes trabajan en la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA por
sus siglas en inglés) deben elegir las 21 opciones de nombres anuales que van a
proponer, teniendo en cuenta distintos parámetros como si el nombre es corto y
de fácil recuerdo o si representa alguna región relevante, entre otros.
El nombre de las Tormentas
Para hacer
más complejo el asunto, el término “ciclón tropical” cubre ciclones, huracanes
y tifones. De hecho, todos son la misma clase de tormenta, pero reciben
diferentes nombres según la cuenca oceánica donde se formen.
Lo cierto es
que el nombramiento de las tormentas tropicales, un tema controlado durante
años por los meteorólogos occidentales, ha sido causa de discordia en los
últimos 150 años. ¿Por qué? Por que tintes de racismo y sexismo han manchado
las elecciones de estos nombres, incluso han influido venganzas y preferencias
personales. Ciertamente, ha tomado mucho tiempo lograr un sistema unificado que
tuviese en cuenta la actual democracia y representación regional.
Hoy, según
donde vivas, has escuchado hablar de Mitch o Katrina, de Ioke o Hudhud, pero si
retrocedes 100 años en los libros de meteorología, observarás que los sistemas
de tormentas eran llamados con nombres como Hannibal o Xerxes (antiguos
comandantes), Deakin o Drake (políticos australianos) y Mahina o Elina
(hermosas tahitianas).
Durante este
último siglo y medio, también se han tomado prestados los nombres de santos y
lugares, de novias y esposas, o de algunas celebridades. Por algunos años,
hasta los cambios hechos en la década de 1980, se utilizaron nombres de
mujeres.
Wragge y los
nombres de mujeres
La tradición
de utilizar nombres para describir estos fenómenos naturales la inició el
meteorólogo británico Clement Wragge en 1887, quien un día decidió tomar prestados
nombres de la mitología griega y romana, y después acogió nombres de mujeres de
las Islas del Pacífico ante el impacto que su belleza le causó. Así, muchas de
las tormentas tropicales y huracanes que en la década de 1890 y comienzos de
1900 azotaron el Pacífico Sur terminaron siendo identificados con nombres
femeninos.
Más tarde,
los proyectos de Wragge se encontraron con varias figuras públicas como
adversarios. ¿Su argumento? El meteorólogo asignó los nombres a las tormentas
de forma que las personas los asociaran con la angustiosa llegada de un ciclón
o un huracán. En 1922, con la muerte de Wragge, muere también el uso de su
sistema. Desde ese momento los fenómenos fueron nombrados por su ubicación o
por las regiones que golpeaban (Huracán Nueva Inglaterra, por ejemplo).
Luego de
unos años, durante la Segunda Guerra Mundial, la práctica de Wragge vuelve al
escenario con meteorólogos de la Marina y la Fuerza Aérea estadounidense
nombrando tormentas tropicales como sus novias y esposas. La Oficina Meteorológica
Nacional introdujo en 1945 un listado desordenado y alfabetizado fonéticamente.
La organización del gobierno de Estados Unidos adoptó en 1954 la casi
centenaria tradición de nombrar las tormentas como mujeres, práctica a la que
se unió Nueva Zelanda y Australia.
A propósito,
según una investigación de 2014, los huracanes con nombres de mujeres son
percibidos como una amenaza menor que aquellos con nombres masculinos. Sin
embargo, los huracanes denominados femeninos causan significativamente más
muertes, al parecer porque conducen a percibir menos riesgos y en consecuencia
menos prevención.
Nuevos cambios
Tras fuertes
presiones por parte de activistas defensores de la mujer, en 1979 el Servicio
Meteorológico Nacional y la Asociación Meteorológica Mundial (OMM) comienzan
finalmente a establecer una división entre nombres de mujeres y hombres.
Luego
realizaron otra modificación. Cambiaron las listas según las regiones con el
fin de representar mejor las lenguas y poblaciones. Por ejemplo, nombres
ingleses e hispanos eran obtenidos de la cuenca del Atlántico, mientras nombres
en su mayoría hispanos representaban la cuenca del Pacífico Oriental, ya que
esas tormentas tendrán mayor impacto en México y Centroamérica, y casi ninguno
en Estados Unidos.
Actualmente,
un comité internacional de la Organización Meteorológica Mundial ha elaborado
una lista en la que figuran los nombres
de los huracanes que se presentarán en un lapso de seis años.
La lista es
rotativa, en la que aparecen 21 nombres propios cada año (uno por cada letra
del abecedario), los cuales a partir del séptimo año se repiten. Aunque son
omitidas algunas letras como la Q, U, X, Y y Z, dado que son pocos nombres los
que comienzan con ellas.
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