Dieta y ejercicio antes, durante y después del cáncer
Por Mar Sevilla Martínez
Según los
datos del informe Las Cifras del Cáncer en España 2018 presentado por la
Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), el cáncer sigue subiendo aunque
el 40 por ciento de los casos se podrían evitar si se eliminasen factores de
riesgo modificables, como el tabaco, el alcohol, la contaminación, las
infecciones, la obesidad y se adoptasen unos estilo de vida saludable que
dejasen atrás el sedentarismo.
Con motivo
del Día Mundial del Cáncer que se celebra este domingo, 4 de febrero, expertos
de SEOM, dan una serie de recomendaciones sobre dos de los pilares de una vida
saludable: la alimentación y el ejercicio físico.
Alimentación en pacientes con cáncer
Tanto Paula
Jimenez Fonseca, portavoz de SEOM y oncóloga médico del Hospital Universitario
Central de Asturias, como Miguel Ángel Seguí, miembro de la junta directiva de
SEOM y médico adjunto de la Corporació Sanitària Parc Taulì de Sabadell
(Barcelona) señalan que la dieta que deberíamos consumir para prevenir el
cáncer y una vez superado éste es la dieta mediterránea. “Como recoge el código
europeo de lucha contra el cáncer es aconsejable consumir 5 raciones de frutas
y verduras al día y 2-3 veces a la semana, legumbres y pescado azul”,
especifica Jimenez. Además, esta dieta también favorece que no aparezcan
enfermedades cardiovasculares.
Una vez que
tienen el diagnóstico y empiezan con los tratamientos pautados por el
especialista, destacan que el plan de alimentación cambiará. “Durante el
tratamiento, especialmente si es con quimioterapia o terapias similares, la
situación es diferente. Lo que nos interesa en ese momento es que, primero, el
paciente coma bien; muchas veces la ingesta es difícil por la falta de apetito,
el cambio de los sabores y la aparición de náuseas. En estos casos prima que el
cuerpo esté bien y responda bien a los tratamientos y para ello hay que seguir
una alimentación rica en proteínas, calórica, que favorezca que el cuerpo se rehaga
de los tratamientos. Esto no quiere decir que haya que comer un chuletón cada
día, pero si nos interesa que coma proteínas y que esté bien nutrido y
alimentado”, añade Seguí.
Respecto al
tipo de alimentos ricos en proteínas que pueden consumir destacan algunos como
el pescado, carne, huevo y lácteos, preferiblemente yogur o queso fresco. Así
mismo, en momentos de mucha dificultad para comer, se pueden tomar batidos con
yogur, fruta y galletas y purés variados.
Además,
Jiménez apostilla que lo ideal sería realizar 4-6 tomas al día de pequeña
cantidad para facilitar las digestiones. “La alimentación tiene que ser
equilibrada, variada y servirse en platos pequeños. Si tienen dificultad para
ingerir agua por las náuseas, lo pueden sustituir por infusiones, entre ellas
la de jengibre”, aclara.
¿Qué ocurre si no tenemos apetito?
Algunas de
las consecuencias del tratamiento oncológico son la aparición de náuseas,
vómitos, cambios en los olores y en el gusto que en general lleva a la
inapetencia. Ante esta situación, el miembro de la junta directiva de SEOM
aconseja huir de las restricciones alimentarias. “No podemos olvidar que comer
es un acto social satisfactorio; debemos intentar que el paciente disfrute de
este acto dentro de lo posible y para ello mi recomendación es que coma lo que
le apetezca, huya de las comidas muy pesadas, evite el exceso de grasas y
utilice especias y sazonadores para superar la falta de gusto o de olor”.
Por otro
lado, la oncóloga médico sugiere estimular el apetito con un pequeño paseo de
15 minutos u otra actividad física suave antes de las comidas y consumir antes
de ellas frutos ácidos como una rodaja de piña natural, una limonada, zumo de
naranja o caldo.
¿Y si
aparecen problemas bucales?
Además de la
falta de apetito los pacientes pueden tener heridas en la boca como
consecuencia de la quimioterapia (mucositis) o aftas bucales que se pueden
prevenir con enjuagues bucales de suero salino alternando con bicarbonato.
Si aparecen,
los expertos señalan que el primer paso que hay que dar es consultar al médico
o enfermero porque siempre se puede mejorar y seguir una dieta que no sea ácida
ni salada, y que no implique la necesidad de masticar mucho. “Una cosa que va
muy bien en estos casos son los helados cremosos. Ante la garganta seca y
molestias en la boca no solo son fáciles de tomar, también mitigan esas
molestias”, añade Seguí.
Otros
consejos que pueden facilitar la alimentación, según Jiménez son:
Para la
ingesta de caldos y batidos se puede emplear una paja.
Se deben
potenciar los alimentos blandos (pescado blanco, pollo), de textura suave
(patata, zanahoria, calabacín, calabaza cocida), cremosos y frescos (yogur,
cuajada, flan, natilla, compota).
Se deben
evitar los alimentos ácidos, picantes, en salazón, secos y duros, muy calientes
o muy fríos.
Ejercicio físico en pacientes con
cáncer
Respecto al
deporte, al igual que en la alimentación los expertos indican que antes de
recibir el tratamiento y una vez superada la enfermedad es bueno practicar
ejercicio físico para mantener una buena salud en general y prevenir la
enfermedad. De hecho, mantener una actividad física razonable, adecuada a la
edad, como por ejemplo caminar intensamente una hora al día, unos 5 días a la
semana ayuda a mantener el peso y reduce el riesgo de tener un cáncer.
Durante el
tratamiento, como punto de partida tenemos que tener claro que “el deporte
puede estimular un espíritu de lucha y dar energía y motivación”, tal y como
hace hincapié Jiménez.
A partir de
ahí, la recomendación general es realizar ejercicio físico durante el
tratamiento. Estudios en algunos tipos de cáncer como el cáncer de mama
evidencian que pautar deporte mejora la condición física, la tolerancia al
tratamiento y la autoestima.
El reto
actual es lidiar con las limitaciones que tienen los pacientes por los
tratamientos y las secuelas quirúrgicas. Ante esto, Seguí señala que se está
trabajando en crear planes de ejercicios personalizados y adaptados a la
situación de cada paciente y en formar a fisioterapeutas, entrenadores físicos
y otros profesionales para poder dar la mejor atención al paciente. Estos
programas de ejercicios estarán adaptados a sus recientes limitaciones, la
edad, la situación física en general y las secuelas de los tratamientos. “La
preocupación que tenemos es conseguir estimular a los pacientes y que hagan
ejercicio físico”, indica el experto.
Jiménez
concluye recomendando deportes como caminar o la natación 30 minutos al día y
recuerda que “cuando estamos luchando frente al cáncer es importante motivarnos
con hobbies y actividades que nos gusten y distraigan. Cada paciente debe
encontrar esa actividad que consiga hacerle desconectar de su enfermedad”
fuente cuidateplus.marca.com
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